Confieso que desde que era estudiante generé y alimenté una aberración especial por las citas al pie de página. Mis colegas, en un afán por legitimar sus "geniales" ideas (vomitadas sin meditación ni clemencia), atiborraban de citas y notas sus escritos de final de semestre. Los académicos, en un afán por demostrar su ilustrada educación, atiborran de citas sus papers supuestamente ilustradores.
Así, la estupidez se legitima con una simple nota al pie que diriga a un texto que nadie buscará para comprobar que el citador realmente haya entendido el argumento del citado. Mi aberración llegó a tal que pensé, en algún momento de mi desafortunada licenciatura, escribir un ensayo de final de semestre que únicamente tuviera una frase y todo lo demás se encontrara en una cita al pie de página... como es costumbre, no lo hice.
Hoy leo un texto de una bondadosa amiga. Y recuerdo la ansiedad que me hacían sentir mis colegas. Y recuerdo, también, que (para variar) gracias al Chuy me enteré que Anthony Grafton escribió ya la "Curiosa historia de las notas al pie de página". Entré al sitio de Amazon, pensando que tal vez, Grafton hubiera escrito su libro como yo esperaba escribir mi ensayo... pero no, él tampoco lo hizo.
Tan solo me queda, una cita del buen Julio que, como ya he dicho, fue compañero fiel de mi más temprana juventud: "Además, citar es citarse, ya lo han dicho y echo más de cuatro,con la diferencia de que los pedantes citan porque viste mucho, y los cronopios porque son terriblemente egoístas y quieren acaparar a sus amigos" (La vuelta al día en ochenta mundos)
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1 comment:
Ahora si estuviste inspirado, o no tuviste mucho que hacer durante el puente...
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