Leo un excelente artículo del Chuy. Se titula "De la autonomía y sus amenazas".
Aquí una pequeña probadita:
"Por inamistosa que parezca, toda crítica es una oportunidad. Habrá quien la vea, simplemente, como un acto de agresión; otros verán en ella un desafío, una convocatoria a repensar lo hecho, lo dicho o lo callado."
"El oficio de la crítica se funda, en cualquier tiempo, en distancia e independencia. Sea cual sea el grado de compromiso político, entiendo que el crítico debe cuidar, ante todo, su autonomía. Alcanzo a ver tres amenazas a ese distanciamiento necesario: los embrujos de una causa; las trampas de la vanidad y las ataduras del poder."
"Sólo desde la soledad del escritorio puede ejercerse la función crítica de manera cabal. Cuando alguien habla a nombre de algo o alguien distinto a la primera persona del singular, ha dejado de ser un crítico para ser otra cosa: publicista, abogado, párroco o militante."
"La seriedad de la crítica exige que el crítico no se tome, él mismo, demasiado en serio. Supongo que sería atractivo imaginarse salvador de algún país perdido pero la vanidad de sentirse redentor es el mayor extravío imaginable."
"La independencia de la crítica ha tenido desde siempre un principio amenazante: el poder político. Gobiernos y partidos como enemigos mortales. (... ) Pero ya no puede pensarse que aquellos poderes políticos sean los únicos que nos someten. En la selva de los poderes privados hay también un cúmulo de intereses efectivamente reinantes."
"En todo caso, la responsabilidad del crítico seguirá estando en lo que dice y en lo que calla. De ambas labores tendrá que rendir cuentas."
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