En continuación con las asombrosos sucesos de las ciudades, me topo con esta nota del Times sobre los elefantes de Bangkok.
Dice Thomas Fuller que los elefantes de Bangkok se encuentran en los semáforos y en zonas turísticas donde sus dueños piden a los turistas algún caramelo o plátano para las enormes bestias. Algo así como nuestros "limpiaparabrisas", "tragafuego" o los payasitos con globos en las nalgas que hacen show por unas monedas.
De acuerdo con el gobierno Thai, hay 3,837 elefantes domesticados en el país y existen varias leyes que los "mahout" (amaestadores de elefantes) quebrantan al llevar a los elefantes a la ciudad. Pero los mahout aceptan el pago de multas como un costo fijo de su negocio. Pagan su multa y regresan a las calles. De nuevo, como los franeleros mexicanos.
Finalmente, la guardia encargada de vigilar a los elefantes dice que su empleo es muy peligroso, pues los elefantes se cansan de ser mandados todo el tiempo y a veces se rebelan y causan destrosos. Dicen que son "bestias poderosas e incansables, propensas a la rebelión".
De nuevo, algo así como lo que piensan nuestras autoridades acerca de los limpiaparabrisas, tragafuegos, payasos con globos por nalgas y franeleros.
La única diferencia es que en Bangkok los elefantes son animales sagrados. Y aquí... bueno, aquí en realidad no hay elefantes.
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