12.27 a.m. Domingo por la noche. Apagas la televisión y te dispones a dormir después de un largo, largo día en que recorriste la ciudad un par de veces, jugaste con tus sobrinos, hiciste una mudanza y fuiste al cine. Estás realmente cansado. El calor te agota y hoy lo padeciste durante buena parte del día. Apagas la lámpara de pie, das media vuelta, te enredas en las cobijas y acomodas la almohada. Cierras los ojos sin darte cuenta y descansas.
De pronto sientes una presencia extraña. Alguien o algo está cerca y lo sientes. Aún estás dormido pero lo sientes. Te mueves un poco, das media vuelta y abres un poco los ojos. No hay nadie. Es sólo tu imaginación, o tu sueño. Cierras los ojos y continúas durmiendo.
No pasan ni 5 minutos cuando vuelves a sentir que alguien está ahí contigo. Como por instinto pretendes guardar silencio (aunque estás en silencio), y procuras tranquilizar tu respiración y los latidos del corazón para poder escucharle. Pero no hay nada. Es sólo una sensación. Estás absolutamente solo. Vuelves a cerrar los ojos, aunque nada es lo mismo y estás intranquilo.
Una vez reconciliado el sueño, vuelves a sentirle. Esta vez lo escuchas. Está justo arriba de tí. Duermes de lado y alcanzas a escucharlo justo arriba de tu oído. Te inquietas. Estás fastidiado. Te levantas y prendes la luz. Crees que el efecto ahuyentador de fantasmas y demonios de la luz de tu niñez continúa a los 25 años. Y tal vez lo tiene porque no le ves más. O tal vez se ha escondido en el armario. Tu cansancio te impide investigarlo. Te recuestas de nuevo pero ya no descansas. El sueño se ha ido, y permaneces solo, en la obscuridad, con los ojos abiertos, esperando que no aparezca jamás.
Pasan unos minutos. El sueño ha vuelto y te ha derrotado. No le has visto ni escuchado de nuevo pero sabes que está ahí. Haces todo lo posible por olvidarle, por perderte en tus sueños, pero no puedes. Aparece de nuevo y tú le escuchas. No lo ves, tan sólo lo escuchas; zizeante, molesto, amenazante. Pasa una, dos, tres veces encima de tí mientras intentas defenderte u ocultarte debajo de las cobijas. También le agredes, sueltas un par de golpes pero le sigues escuchando. Estás desesperado, son las 3:32 y mañana es día de trabajo. Te ocultas, te mueves, giras en la cama, tapas tus oídos; pero él no cede. Sigue ahí; te amenaza, juega contigo, se acerca tan sólo un poco para después alejarse, se mofa de tí. Y tú no puedes hacer nada, más que cubrirte y soltar manotazos a diestra y siniestra, hasta que te lastimas de un manotazo y te rindes.
Te despiertas a las 8:45. No sabes que pasó anoche. No sabes si lo aniquilaste; si venciste o te vencieron. Los rastros de la batalla están en tus manos. Ronchas rojas que has rascado constantemente, aún mientras dormías. Al final, el cansancio te permitió dormir y no tienes certeza del paradero de tu adversario...
Hasta que te miras en el espejo y ahí está. Aplastado. En tu cachete... el pinche mosco.
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6 comments:
cada vez escribes peor!!!!!!!!!!!!!
Claro que no, a mi me gusta como escribes y si alguien va a decir lo contrario creo que debería dar su nombre porque sino su comentario pierde valor!
En fin... yo solo iba a escribir "mueran los moscos" antes de ver el amigable comentario anterior.
A los pocos lectores de este blog:
Quiero llamar su atención sobre los siguientes fragmentos de este post:
"Es sólo tu imaginación, o tu sueño [...] Es sólo una sensación. Estás absolutamente solo [...] El sueño se ha ido, y permaneces solo [...] No lo ves, tan sólo lo escuchas [...] se acerca tan sólo un poco para después alejarse [...]"
¿Qué notan? ¡Claro, un perfecto uso del acento diacrítico!
¿Qué pasó, Villarino? ¿No que Dios había decidido abolir el acento? (véase infra, "Dios", 22 de enero de 2007). ¿O será que Dios sólo quiere aprender a escribir bien y por si solo?
Entre que son peras o manzanas, pido a los pocos lectores del blog una ovación de pie para el autor.
Jijiji.
Saludos,
Atzimba
Aplaudeme a mí, no me shinguen!!
¡Bravo!
Vayamos por partes... En primer lugar no sé si esto sea resultado de una pérdida de equilibrio, pero sí puedo afirmar que leer esto fue una pérdida de tiempo. Definitivamente creo que esto ya está tocando fondo y por eso hago una ovación de pie.
Segundo... Nilbi, por qué habríamos de aplaudirte a tí? Tu eras el fastidioso mosquito?
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