Sunday, April 30, 2006

Nota de Eva

Una nota final de Schopenhauer sobre las mujeres, (para provocar reacciones entre las despistadas lectoras):

"Las mujeres son toda su vida niñas, solo tienen ojos para lo más cercano, se quedan pegadas a lo actual, toman las apariencias de las cosas por las cosas mismas y dan prioridad a pequeñeces sobre los asuntos importantes."

"Así [como inferiores] han visto los antiguos y los pueblos orientales a las mujeres, y por ello han reconocido cuál es la posición que les corresponde mucho más correctamente que nosotros con nuestra trasnochada galantería a la francesa y nuestra veneración de ellas, carente de todo gusto, que es el culmen y el non plus ultra de la estupidez cristianogermánica y que solo ha servido para hacer a las mujeres tan arrogantes y faltas de escrúpulos que a veces nos recuerdan a los monos sagrados de Benarés, que en la conciencia de su sacralidad e inviolabilidad se permiten todo."

Y (para aparentar equidad) algo sobre los hombres:

"La mayoría de los hombres no son capaces de otro uso de su intelecto [que el consistente en ponerlo al servicio de la voluntad]. (...) Esto es precisamente lo que los hace tan secos, lo que les da su seriedad animal y los torna incapaces de mantener conversaciones realmente interesantes; hasta en su mismo rostro se aprecia lo corto que su voluntad ata al intelecto."

El arte de insultar

Últimamente me han llamado pesimista con gran regularidad. Lo soy y me gusta. Creo que el pesimismo es más útil y tiene muchos más frutos que el pensamiento de aquellos que creen que todo va bien, o que se conforman con las cosas como están, o que prefieren no pensar para no deprimirse (nuestro honorable Presidente incluido entre los últimos).

Hace algunos meses compré un libro de Arthur Schopenhauer titulado 'El arte de insultar'. Schopenhauer era un gran pesimista y hoy lo recordaron en un programa matutino de televisión. En dicho programa se discutió arduamente sobre las opiniones del autor sobre las mujeres, así que decidí reproducir algunas críticas, reprobaciones, amonestaciones e insultos del escritor pesimista sobre:

a) La felicidad

"En este mundo donde no existe estabilidad de ninguna clase, donde ningún estado es duradero, sino que todo se halla inmerso en un torbellino de incesantes cambios; en este mundo donde todo se apresura, todo vuela y se sostiene como sobre una cuerda floja, mediante continuos pasos y movimientos; en un mundo así, la felicidad no es ni siquiera pensable. No puede habitar allí donde no hay lugar más que para el 'constante devenir y nunca ser' de Platón. Nadie es feliz, sino que tiende durante toda su vida a una supuesta felicidad que rara vez alcanza, y cuando lo hace, es solo para experimentar un gran desengaño: por lo general, todos acabamos naufragando, y si llegamos a puerto es con la nave desarbolada."

"Las cabezas de la gente son un escenario demasiado miserable como para que la verdadera felicidad pudiera tener allí su sitio."

"Conseguir algo anhelado significa darse cuenta de que es vano."

b) Dios

"Lo que con más fuerza clama contra la tesis de que el mundo es la obra bien hecha de un ser omnisciente, bondadoso y a la vez omnipotente, es, por un lado, la miseria que rebosa, y por otro, la patente imperfección e incluso burlesca deformidad del más acabado de sus fenómenos, el hombre. En cambio, este y otros ejemplos están en consonancia con nuestra doctrina y servirán como pruebas de ella, puesto que concebimos el mundo como la obra de nuestra propia culpa y, por tanto, como algo que sería mejor que no existiese."

c) Las cabezas pequeñas

"Se puede decir que hay tres clases de autores. Primero, los que escriben sin pensar: escriben de memoria, basándose en reminiscencias o incluso copiando directamente de otros libros. Esta clase es la más numerosa. En segundo lugar, los autores que piensan mientras escriben: piensan para escribir, y son muy frecuentes. En tercer lugar, los que ya han pensado antes de escribir: escriben solo porque han pensado. Son muy escasos."

"Lo que realmente les falta a las inaguantables mentes cotidianas de las que el mundo está lleno hasta reventar son dos capacidades estrechamente emparentadas entre sí, a saber, la de juzgar y la de tener ideas propias. Pero ambas les faltan en un grado del que quien no se cuenta entre ellas no puede hacerse idea fácilmente, y por ello tampoco de la tristeza de su existencia, del fastidio sui, quo laborat omnis stultitia [repugnancia de sí misma que aflige toda necedad]. De ahí se explica (...) la suerte que corre lo auténtico y verdadero cuando aparece entre semejante gente. Toda literatura y pensamiento reales son en cierto modo un intento de ponerle a gente pequeña una cabeza grande: nada tiene de particular que semejante empeño difícilmente salga bien."

Thursday, April 27, 2006

Crónicas franeleras

El problema con el estacionamiento continúa. Pero ahora ya soy cliente. Un amable 'franelero' me guarda un lugar todos los días por la nada cómoda cantidad de 20 pesos. Después de todo, el arreglo no es malo, equivale a tan solo una hora de estacionamiento (por la zona) o a 3 horas de parquímetro.
El día de hoy quise negociar mi cuota de estacionamiento, de 20 a 15 pesos. El amable joven me contó de las cuotas que le cobran los policías para no llevárselo a la delegación. Pregunté por qué y la respuesta es sencilla: por estacionar los carros en las entradas y estorbar el tránsito. La cuota que él tiene que dar es de 20 pesos por patrulla, y pasan 5 al día. El resultado de la negociación es obvio. A partir de mañana pagaré mi cuota sin reclamos. Por lo pronto tengo un nuevo conocido 'influyente'.
Por cierto, los lugares de la embajada -aunque no estén ocupados- no deben ser ocupados. Hasta ahora no ha estallado ninguna bomba, pero la grúa ha retirado a varios.
Sigo triste por el prejuicio.

Tuesday, April 25, 2006

Prejuicios post-11 septiembre

En mi trabajo existe un grave problema con el estacionamiento. Las calles están repletas y he llegado a gastar hasta 40 minutos buscando un lugar (Sin mencionar que he 'encerrado' a más de dos). Se supone que tendré una pensión, pero por lo pronto tengo que gastar alrededor de 20 pesos diarios y rogarle a los 'franeleros' que me cedan algún lugar.

El día de hoy ya llevaba 3 vueltas alrededor de las calles en las que suelo estacionarme cuando de pronto, vi un lugar. Parecía caído del cielo, como si la Providencia lo hubiera reservado para mí. Al acercarme, noté que sobre la acera habían dos de esos 'aparta-lugares' color amarillo con candado que utilizan las embajadas. Pero el lugar estaba libre.

La embajada era de algún país árabe, no alcancé a notar cuál. Decidí abandonar el lugar pensando que se podrían molestar y, por ende ser algo 'agresivos' con mi pequeño carro. Seguramente, si hubiera sido cualquier otro país -España, Uruguay o algún país africano- me hubiera estacionado. Pero los prejuicios -aparentemente inexistentes en mí- me hicieron retirarme.

Me siento triste. No soy inmune a la basura post-11 septiembre.

Wednesday, April 05, 2006

Empleos apasionantes II

El conserje de baño

Rara vez reparamos en la existencia de este individuo. Es aquel servidor amable que permanece junto al lavabo dispuesto a proveernos del papel para secar las manos y que, en ocasiones, tiene una canastilla con servicios diversos como hilo y aguja, peines, mentas y botones.

El conserje de baño es similar al sacerdote. Ambos escuchan nuestra mierda. Y la limpian. Así, generamos complicidad. Nunca he sido católico, pero supongo que el rostro de quien sale del confesionario debe ser similar al del usuario satisfecho. Al cerrar la puerta, las ‘penas’ quedaron atrás y uno se siente limpio y tranquilo.

Por su parte, el sacerdote lo sabe todo. El conserje también. Ambos podrían gritar a los cuatro vientos lo que hacemos en privado. Pero su discreción mantiene las bases de nuestra sociedad.

Hace poco, en una reunión de amigos, hablábamos de los baños y las actividades que en ellos realizamos. Surgió una anécdota sobre la ocasión en que alguien tapó el baño de una casa ajena durante una fiesta. La culpa de su ‘pecado’ lo obligó a permanecer dentro del baño, acarreando agua y bombeando hasta ‘expiar sus culpas’, el tiempo que su acompañante -aburrida- tardaba en fumar 2 cigarrillos.

Imagine el despistado lector la misma escena pero en un baño público. ¿El individuo en cuestión habría tardado tanto tiempo ‘expiando sus culpas’? No. Simplemente hubiese salido de la puerta que separa el w.c. de los lavabos, con una sonrisa de satisfacción, una sensación de solaz, y fingiendo no ser un tapa-baños.

En mi opinión, la presencia del conserje se debería limitar a los baños de gran tamaño. Puesto que en los lugares más pequeños intimidan.

Recuerdo con precisión a un conserje de baño, en la cantina Montejo (Baja California y Benjamín Franklin), donde el baño es realmente pequeño. Después de 4 cervezas, la necesidad apremiaba y me conduje con serenidad hacia dicho cuarto. Abrí la puerta. Un lavabo de frente con un gran espejo, sobre la pared de la izquierda dos mingitorios y a la derecha una puerta (del w.c.). Todo en un cuarto de no más de 5 x 4. El detalle: un amable conserje de baño de pie esperando y mirando al infinito.

Ese día me sentí como anciano impotente. La sola presencia del conserje me impidió orinar. Nunca había ocurrido. No sé si él lo habrá notado. Después de todo, tan solo permanecí frente al mingitorio, fingiendo, sin que se escuchara el salpiqueo característico de esos momentos. Después, subí el cierre, me lavé las manos y tomé de sus manos la hoja de papel reciclado.

Al igual que la mujer adúltera, anhelo su silencio.
Pero, por si las dudas, nunca he vuelto a la Montejo.

Cuando las cosas si salen como querías

La gente:

  • se alegra
  • te felicita
  • te invita una copa
  • se siente orgullosa de ti
  • te invita una cena

Y tú:

  • eres contento
  • y disfrutas los buenos deseos