Queridos nietos,
Cuando su madre les diga que coman frutas y verduras, no es necesario que le hagan caso. Cuando les diga que ahí viene el coco, no es cierto. Cuando les amenace con que se harán viejitos si permanecen mucho tiempo en el agua, les está mintiendo. Más... cuando les prohiba limpiarse los oídos con cotonetes, palillos o cualquier otro objeto (que no sea agua y jabón); queridos nietos, ¡escuchen a su madre!
Cuando su madre les diga que coman frutas y verduras, no es necesario que le hagan caso. Cuando les diga que ahí viene el coco, no es cierto. Cuando les amenace con que se harán viejitos si permanecen mucho tiempo en el agua, les está mintiendo. Más... cuando les prohiba limpiarse los oídos con cotonetes, palillos o cualquier otro objeto (que no sea agua y jabón); queridos nietos, ¡escuchen a su madre!
Yo no escuché a la mía cuando me lo decía, y escuchen lo que me pasó.
Recuerdo que un viernes de marzo del año 2007, cuando ustedes todavía no nacían y yo vivía en la colonia Escandón, estaba a punto de meterme a bañar. La llave del agua caliente ya estaba abierta y me limpiaba yo el oído derecho con un Q-tip cuando sonó mi teléfono celular. Era mi jefe, Ernesto. Se me había hecho tarde para ir a mi oficina en el IFE -donde trabajaba-, así es que corrí a contestar.
Como el teléfono había sonado ya un par de veces, pensé que colgarían y me lancé sobre la cama para alcanzarlo. Un segundo después, sin comprender por qué, tuve el dolor más fuerte que he experimentado en la vida. Insisto: no entendí por qué. Tan sólo sentí una punzada intensísima en el oído derecho. Cerré los ojos por instinto y me llevé las manos a la oreja en menos de 3 nanosegundos, para darme cuenta que tenía el cotonete dentro del oído. Estaba mareado, me dolía mucho y, también por instinto, saqué el cotonete ensangrentado. Lo aventé. Seguía con los ojos cerrados. No sabía dónde estaba. Me recosté con el oído hacia abajo y lo tapé con ambas manos. La sangre recorría mi oído interno y yo la podía sentir, incluso la polía oler. Abrí mis ojos para revisar mis manos y estaban limpias, pero al tocar mi oreja, mi dedó se pintó de rojo. Alguien me había dicho que uno sólo ve sangrar sus oídos cuando va a morir. Pero no me escandalicé. No era para tanto. Aunque tal vez, ese día, haya vencido a la muerte.
De pronto todo se aclaró. Me había clavado el cotonete. Me sentía el hombre más estúpido sobre la tierra. Tal vez lo era. Pero así suceden los accidentes. Un pequeño descuido, un "a-mi-no-me-pasan-esas-cosas". Y en el minuto después contemplas tu cuerpo desnudo, gimiendo, por culpa de un pequeño -y delgado- pedazo de plástico con algodón.
Ese día perdí el 40% de la audición de mi oído derecho, queridos. Y aunque todo volvió a la normalidad un par de meses despúes, es la fecha en que si veo un cotonete me sudan las manos y mi oído se reprime.
De pronto todo se aclaró. Me había clavado el cotonete. Me sentía el hombre más estúpido sobre la tierra. Tal vez lo era. Pero así suceden los accidentes. Un pequeño descuido, un "a-mi-no-me-pasan-esas-cosas". Y en el minuto después contemplas tu cuerpo desnudo, gimiendo, por culpa de un pequeño -y delgado- pedazo de plástico con algodón.
Ese día perdí el 40% de la audición de mi oído derecho, queridos. Y aunque todo volvió a la normalidad un par de meses despúes, es la fecha en que si veo un cotonete me sudan las manos y mi oído se reprime.
9 comments:
Chanfle.
Una pregunta.
¿Usaste esto como excusa por no haber llegado temprano? Es decir, ¿dijiste algo así como "Ernesto,disculpa, pero en la mañana tuve un accidente"? ¿O aclaraste que te acababa de pasar? Si fue así, ¿tu jefe es el tipo de jefes que dicen: "no te apures" o "ya ves, por no levantarte más temprano"?
Saludos.
¡Qué estrés!
ja, ja, ja... se que no es políticamente correcto reírme ante tu perdida de audicón pero no puedo evitarlo, tienes que aceptar que es muy gracioso.
Pd- Un aplauso para Nilbia, pero no solo por los acentos.
Mi jefe, Ernesto, me llamó a los 5 minutos para decirme que tenía que enviarme a una junta. Yo accedí.´
Pero después le llamé para decirle que el dolor en el oído podía afectar mi sentido de la orientación y que prefería ir al médico inmediatamente.
Él accedió. Pero después del médico fuí a trabajar medio día.
Como siempre, es momento de hacer algunas aclaraciones sobre este supuesto "escritor".
1. ¿Cómo sabes que cuando lean esta carta tus nietos, tu jefe no va a seguir siendo Ernesto? ¿Qué tal que sigues trabajando en el IFE, porque "el que nace para maceta, del corredor no pasa"?
2. ¿Buscas traumar a tus nietos con semejante historia rodeada de sangre y estupidez?
3. ¿Lo que buscas con esta carta es asegurar que no comer frutas y verduras es bueno y -peor aún- que son equiparables a la leyenda urbana de el coco?
Villarino, espero que entiendas que ya estás grandecito para no poner tantas incoherencias
Yo lo dije ya! cada vez escribe peor! y no pongo quien soy, por que el autor, sabe quien soy.
El mensaje es para El...........
Leido y escribeido eres, que rayos te pasa???
Es tan mediocre e ingonrante todo cuanto te rodea???
DEJASTE A ALGUIEN MUY ARDIDA, PARA QUE TE ESCRIBAN ASI.
Y SABES QUERIDA USUARIA ANONIMA, ESTA DIFICL QUE EL CABALLERO TE IDENTIFIQUE, YA QUE TIENE VARIOS CORAZONES ROTOS POR AHI JE JE!!
Venga....
CATFIGHT!!!
Como soy bien chismosona --jajaja--, ya me interesó la confrontación. ¿quién te escribe tan agresivamente?.
Aunque a veces creo que tu eres lo suficientemente macabro como para escribirte a ti mismo este tipo de cosas con tal de causar atención de tus lectores.
Un abracito,
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