Tengo síndrome de página en blanco y enojo por la falta de dictaminación de mi tesis; pero aqui va un pequeño intento:
Faffa's es una más de las recomendaciones de Julián. Un pequeño y acogedor restaurante de hamburguesas en la Condesa donde las mesas son llantas de camiones pintadas de verde, las sillas son de varilla de construcción y el arreglo es entre irreverente (con un anuncio de "prohibido pedorrearse" en la pared) y classy.
En Faffa's también venden cerveza extranjera a precios exhorbitantes, sirven unas papas cambray con una salsa picosita exquisita, y hamburguesas con nombres estrafalarios como Alain Delon, Elizabeth Taylor o Clint Eastwood. Supongo que es la versión (semi) fina del puesto clásico de tortas fuera del metro donde la "Gloria Trevi" lleva harta salchicha, chorizo y pierna -aunque no me queda clara la relación entre Clint Eastwood y una hamburguesa (pero eso se puede deber a mi falta de cultura internacional).
El dueño de Faffa's, un anciano aparentemente indiferente ante la vida, y su perro quien se pasea entre las mesas (siempre me asusta), acostumbran sentarse fuera del restaurante a, simplemente, mirar pasar la vida. Una frase curiosa ésta: mirar pasar la vida. Como si la vida fuera una mujer de pechos grandes que se pasea frente a nosotros o un anciano que camina trabajoso y no termina nunca de pasar.
Recuerdo que cerca de la casa de mi madre había un joven (que después se hizo señor) con alguna afectación cerebral. Jorgito -le llamaban- salía todos los días a la esquina de su calle, a mirar y saludar a los paseantes. Autos y peatones le conocíamos, le extendíamos la mano o le hacíamos una seña para saludarlo y él, cortesmente, respondía con un grito o un saludo. Jorgito era un chico temperamental, que a veces nos castigaba con su indiferencia. Muchas veces envidié su condición. Envidiaba la capacidad que tenía para mirar, sin hablar, sin gestualizar; Jorgito sólo miraba y se perdía en sí mismo.
En fin, el sábado Nilbia y yo comimos en Faffa's. Y, durante un largo rato, imitamos a Jorgito, al dueño de Faffa's y a su perro.
Que sensación tan placentera es mirar, simplemente mirar. No hacer nada, más que mirar. Mirar la vida ...Y si lo haces al lado de quien más quieres entonces deberías perderte, y no encontrarte jamás.
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