Monday, July 31, 2006

Mur

Los muros nos indignan. Fracturan el espejismo de la tolerancia. Amordazan las ideas. Restringen nuestro pensar.

El problema es que no todos lo entienden. No importaron ni China ni Berlín. Israel construye un muro. Estados Unidos también. Cercar, sitiar, aislar como panacea. Una panacea provadamente equivocada.

El Otro Muro de Simone Bitton evidencia lo anterior. El documental exhibe la cerrazón implícita en el muro de Cisjordania. La transfiguración del paisaje natural por el hormigón grisáceo. El analfabetismo de las autoridades israelíes. La generosidad y compasión de quienes asociamos naturalmente con el odio.

Pero es ingenuo pensar que los muros necesitan ser de hormigón para existir. Es ingenuo pretender que los de hormigón son los más peligroso. Como siempre, aquellos que construimos sin percatarnos, los de todos los días, son los que generan el peligro permanente.

Después de la indignación, Bitton nos da aliento. Los muros, con todo y la tecnología, las púas y las patrullas, son permeables. No todo está perdido.

1 comment:

Anonymous said...

En el post anterior te quejabas de que no tenías puerta. Ya decídete cabrón.