Wednesday, December 10, 2008

Yo manoseo, tú manoseas

Manosear a otras personas es uno de los quehaceres más longevos de nuestra vida pública. Desde aquellos trolebuses de los que habla mi mamá, hasta el metrobús actual, el manoseo -y los manoseadores- ha rondado los traseros de las mujeres mexicanas.

La solución propuesta por las autoridades del transporte público, como tod@s saben, fue reservar vagones para el uso exclusivo de mujeres. Lo cual refleja una cándida concepción del manoseo.

Las autoridades asumen, con tal política, que el manoseo es exclusivo del género masculino. Como si las mujeres manolargas, ancianas cascarrabias, o viejas raboverdes no existieran.

Imagino así alguna susodicha, esperando en la estación de metrobús, salivando por las presas que arribarán en breve. Imaginando sus traseros, su sorpresa, su molestia. Como un zorro, para el cual se ha construido un gallinero. No tendrá que deambular entre los vagones buscando alguna desafortunada inocente; ahora le han juntado a todas, le dan a escoger.

Y mientras tanto, yo, un inofensivo ejemplar masculino, me las tengo que arreglar para no perder la mochila, el ipod, ni la dignidad entre los apretujones de los vagones posteriores. Todo para que las féminas puedan cometer sus tropelías y satisfacer sus más obscuros deseos.

Bendita equidad...

2 comments:

Andrés Lajous said...

¿y qué les hace pensar que en los vagones de hombres no hay manoseos?

LFP said...

Yo propongo un vagón para el uso exclusivo de los manoseadores(as), los demás estarémos a salvo y ellos felices y contentos en una orgía táctil.