Monday, February 13, 2006

Sordera maternal

Alguna vez tuve la necesidad de dormir en una casa cerca de las vías del tren. A media noche, cual Ásterix, sentí que el cielo se me venía encima: los vidrios parecían a punto de estallar, las paredes se cimbraban, mi cama se movía y todos como si nada. A la mañana siguiente, la amable familia que me hospedaba me hizo la obligada pregunta sobre el descanso nocturno y yo, cortésmente, respondí que había dormido cual infante. -¡Que bueno- me dijeron, porque olvidamos advertirte que a las 2 pasa el tren y mucha gente se asusta!
Algo similar sucede a las madres con sus hijos. Me explico.
La semana pasada me encontraba en un restaurante de cómida rápida. El cuadro es común: un estudiante solitario, con poco dinero, comiendo -por obligación- un pollo mal cocido y con sus apuntes en la mesa. De pronto, a dos mesas de distancia, se sentaron una terna de amigas (entre ellas, no mías) con sus respectivas crías. En menos de 10 minutos aquello era un conjunto indescriptible de gritos, risas, llantos y desentendidos. Uno de los pequeños solicitaba insistentemente la atención de su madre y ella... como si nada. Después comenzaron las acostumbradas peleas de niños, y las amigas... inmutables. Todos los comensales las mirábamos con ojos de desesperación, rabia y misericordia a la vez, y ellas parecían en una dimensión insonora.
Ahora estoy buscando si el embarazo afecta la audición. Eso explicaría muchas cosas, como cuando uno le pide un favor a su madre y ella parece no escuchar, o cuando le toca el claxon a una madre en minivan y ella ni lo percibe.
Mi duda ahora es otra. De pequeño, cuando mi abuela veía la televisión, solía 'descansar sus ojos'. Yo, aburrido de ver la telenovela de moda, me levantaba, sigilosamente, a cambiarle a mis caricaturas. Los problemas comenzaban cuando ella, al escuchar al chirriante Benito, despertaba al instante y le cambiaba de nuevo al canal 2.
Entonces la explicación debe ser mas sencilla. Una de dos. O las madres se acostumbran tanto a las vocecillas demandantes que ya ni las perciben. O las madres escuchan lo que les conviene.

2 comments:

Anonymous said...

TODOS! absolutamente todos, hijos, alumnos, madres, medicos, ingenieros, empleados, esposos(sobre todo) escuchamos lo que nos conviene, solo que las madres por decirlo de algun modo nos hacemos inmunes........
DD

Mariana said...

jaja, bueno, y qué hay de los esposos viendo el fut o leyendo? sólo responden "ahá, ahá, sí mi vida", pero en realidad no tienen idea de qué les dice su mujer. aj hombres necios que acusais...
congrats por tu blog!